6/03/2011

¡Fuera Marino de Mar del Plata! ¡Los Curas a Trabajar!

Desde la agrupación Pan y Rosas y la Juventud del PTS en el Frente de Izquierda y los Trabajadores hoy venimos a repudiar la llegada a la ciudad de Monseñor Marino, designado personalmente por el Papa como Obispo por haberse destacado en la lucha contra el matrimonio igualitario en 2010. Esto como parte de la campaña de una institución reaccionaria cómplice y partícipe del genocidio en la Argentina, que encubre curas abusadores, la Iglesia que persigue a las estudiantes católicas que quedan embarazadas y las echa de sus colegios, la Iglesia que está en contra de la anticoncepción, la Iglesia misógina, homofóbica y patriarcal.

No está de más recordar que el derecho al matrimonio igualitario lo arrancamos al Congreso mediante la lucha en las calles, oponiéndonos a estos oscuros personajes y sin confiar en la rosca parlamentaria, es así como también vamos a conseguir el derecho al aborto legal seguro y gratuito. Derecho que es fundamental conquistar dado que en argentina la principal causa de muerte de mujeres jóvenes son las consecuencias de los abortos clandestinos, siendo más de 400 mujeres las que mueren cada año en estas circunstancias. A pesar de tener una presidenta mujer, este gobierno junto con la Iglesia y la oposición patronal nos sigan negando este derecho porque dicen “defender la vida”. Sin embargo esta alianza entre Cristina y la Curia demuestra una gran discriminación a las mujeres trabajadoras y pobres, ya que son ellas las que mueren producto de la clandestinidad del aborto, por no contar con los $2000 que cuesta su realización en clínicas privadas. Las más de 400 muertes anuales podrían evitarse si la interrupción voluntaria del embarazo se practicara legalmente en los hospitales públicos, con personal e instrumental idóneo.

En este año electoral, es parte de la campaña pública del Frente de Izquierda y los trabajadores, luchar para que se apruebe el proyecto de ley presentado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro, Libre y Gratuito. Porque eso es lo que no dicen otros políticos, y nosotros lo decimos todos los días con nuestra lucha en los lugares de trabajo y estudio, todos los años en los Encuentros Nacionales de Mujeres, en todas las movilizaciones del 8 de marzo y del 28 de setiembre, pero también lo decimos en este momento, cuando hablar de este tema para algunos es algo que produce molestia.

Por eso, queremos poner nuestras candidaturas al servicio de esta lucha, y también exigimos la ley de identidad de género. Porque también es parte de la lucha por la salud de las mujeres, luchar por la salud de todas las personas transexuales, travestis y transgénero, que no pueden acceder de la misma manera que los hetererosexuales a sus derechos, porque no les está permitida su identidad.

Para terminar con el oscurantismo medieval y hacer efectivo el derecho al aborto así como el resto de las demandas democráticas es necesario apelar a la movilización en las calles hasta separar la Iglesia del Estado, expropiando todos sus bienes y propiedades. Hay que cortar el chorro de los subsidios y abolir todas las leyes que garantizan el desarrollo de esta institución reaccionaria, reforzada por toda la legislación vigente de la dictadura militar. Los socialistas revolucionarios que integramos el FIT defendemos el derecho a la libertad de culto correspondiente a la vida privada de las personas. Que los curas vayan a trabajar como cualquier otra persona.

¡Por la separación de la Iglesia del Estado! ¡Saquen sus rosarios de nuestros ovarios! ¡Por el derecho al aborto, legal, seguro y gratuito!


5/10/2011

Taller Marxista: "Género y Clase". Sábado 14/5


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3/29/2011

Las mujeres que bombardean Libia

Por Celeste Murillo



“Tres mujeres convencieron a Obama de intervenir” titularon los diarios, un día después de que comenzara la intervención imperialista en Libia. Finalmente, después de que los agoreros de las bombas “en defensa de la población civil” (paradoja si las hay) cantaron victoria, comenzaron los ataques para frenar la ofensiva militar de Kadafi.

Tres de las personas que participaron de la decisión de que los misiles Tomahawk de EEUU impacten sobre Libia son mujeres: Hillary Clinton, secretaria de Estado de EEUU, Samantha Power, del Consejo de Seguridad Nacional, y Susan Rice, embajadora de EEUU ante la ONU. A ellas se les adjudicó la tarea de convencer al presidente norteamericano de sumarse a la misión encabezada por el francés de Sarkozy y sus aliados de Europa, África y la Liga Árabe. No es que el presidente norteamericano necesitara que lo convencieran de usar la fuerza militar (algo que hace desde que llegó a la Casa Blanca), sino que existen muchas voces en Washington que alertan sobre los riesgos y los costos de una nueva intervención para EEUU (como el jefe del Pentágono Robert Gates).

Ayer y hoy

Parece que fue ayer cuando los foros feministas se llenaban de alegría y expectativas por la llegada de las mujeres a los lugares donde verdaderamente se tomaban las decisiones. En ese entonces recién empezaba la carnicería en Irak que comenzó con la invasión yanqui en 2003. Desde una posición aun minoritaria e incómoda para muchas, veíamos cómo se deshacían los sueños de igualdad, de llegar donde habían llegado los varones y decíamos que la guerra era “una realidad que es mucho más compleja que un simple enfrentamiento entre mujeres dadoras de vida, por un lado, y varones patriarcales imbuidos de belicismo, por el otro (…) El feminismo de la igualdad fracasa y se lamenta frente a las sangrientas consecuencias que ha tenido su prédica de la inclusión y la equidad de las mujeres para tener la oportunidad de acceder a todos los lugares en los que (algunos) varones han ejercido el poder durante siglos” (A. D’Atri, http://www.pyr.org.ar/spip.php?article4).

En ese momento llamábamos a la reflexión, que aguaba un poco la fiesta de muchas feministas, sobre la actuación de las mujeres “que habían llegado” como Condoleezza Rice (en ese momento secretaria de Estado de G.W. Bush), mujer sí pero personera de la concreción de la política neoconservadora que se traducía en la invasión de las tropas norteamericanas en Irak y Afganistán. Invasión que, para sorpresa de nadie, incluyó violaciones de mujeres y niñas (y el caso emblemático de Abu Graib o la masacre de Hadita http://www.pts.org.ar/spip.php?article5101), acoso y abuso contra las propias militares norteamericanas a manos de sus superiores (sobre abusos en el Ejército:http://teseguilospasos.blogspot.com/2009/05/hechos-que-derriban-el-argumento.html), sin contar con las tremendas consecuencias sociales y económicas de la destrucción casi total de la infraestructura y el retroceso a la vida en reclusión para cientos de miles de mujeres.

Nada bueno traería la gestión de una mujer afroamericana al frente del Departamento de Estado de EEUU y lamentablemente la realidad lo ha demostrado con creces. Sin embargo, siguieron los debates y esta realidad amarga convivía con los discursos que intentaban vendernos las cualidades (¿innatas, inmanentes, inherentes?, material para otro debate) de nuestro género, supuestamente nacido para gobernar mediante la paz, el diálogo y el entendimiento mutuo por nuestro rol de “dadoras de vida”. Desde otra óptica (derechista) este debate sobre las mujeres en el poder volvió a abrirse más tarde con la irrupción de una mujer tan polémica como reaccionaria como es Sarah Palin, que se adjudicó la ruptura del “techo de cristal” ante la mirada espantada de las feministas de “despacho” de Washington (ver Sarah Palin, ¿la candidata de las mujeres?, http://www.pyr.org.ar/spip.php?article504).

¿Y por casa?

Hasta ahora ningún hecho cuestiona la realidad de que todas y cada una de las mujeres que han llegado al poder (a los gobiernos burgueses) no han dado una sola muestra de esta empresa de paz y mucho menos que hayan representado un avance o siquiera un beneficio para la mayoría de las mujeres.

Llegaron las presidentas latinoamericanas: Michelle Bachelet, Cristina Fernández, Laura Chinchilla y recientemente Dilma Russef. Y otra vez las ilusiones y las expectativas amplificadas cual vendedoras ambulantes de las feministas institucionalizadas, las que se alejaban cada vez más de la mayoría de las mujeres para acercarse al pequeño club de las mujeres en el poder (porque aun cuando la participación de las mujeres de la vida política y pública ha crecido enormemente durante el pasado siglo, son una minoría las que ocupan puestos centrales de poder). Sin embargo, además de alimentar ilusiones en la administración femenina del poder burgués –subyugado a la vez a la opresión y la expoliación imperialista en nuestro continente-, el movimiento feminista sufrió otra gran consecuencia. Grandes sectores que otrora compartieron las calles con obreras y obreros, campesinas y campesinos, con la juventud y el movimiento estudiantil terminaron a la sombra de la “miseria de lo posible”. En Argentina hemos visto demasiadas organizaciones feministas y de mujeres que han pasado de la calle al “palacio” del kirchnerismo. Y, para ser sinceras, este pasaje no ha estado marcado por hechos de gran magnitud como es la el reconocimiento del matrimonio igualitario (un debate que supera ampliamente esta breve opinión, pero sobre el cual hemos dado nuestra posición, ver por ejemplo http://www.pyr.org.ar/spip.php?article1510).

Las más de las veces el pasaje ha sido a cambio de... nada o, peor, de promesas de nada, porque en Argentina, la Argentina gobernada por una mujer, cuyas fuerzas armadas y de seguridad son dirigidas por otra mujer, la seguridad social es dirigida por otra mujer y cuyo Banco Central es presidido por una mujer, todavía se realizan 500.000 por abortos clandestinos por año (entre 300 y 400 mujeres mueren al año), las mujeres son mayoría entre la clase obrera precaria (el 40% de toda la clase obrera) y la más pobres entre los pobres. Este gobierno no solo no nos ha regalado ningún derecho sino que ha mantenido a una de las instituciones más reaccionarias y misóginas como es la Iglesia Católica, subsidiando sus escuelas y a sus curas (cuando a las mujeres sólo nos ofrencen planes sociales miserables, con los que millones deben sobrevivir o superar al menos la línea de pobreza).

Las guerras de las mujeres

Hoy, que las mujeres “han llegado a la cima”, que son quienes participan de las decisiones de cuándo desatar guerras y ocupar países, vuelve a ser necesaria la reflexión acerca de las mujeres en los gobiernos capitalistas y qué representa esto en la lucha por el fin de la opresión.

Y cuando vuelven a la escena procesos revolucionarios como en Egipto, grandes movilizaciones como las que recorren hoy el mundo árabe, y las guerras e intervenciones imperialistas, más que nunca vuelve al centro del debate la cuestión de la indivisibilidad de la lucha por nuestra emancipación de la lucha contra el capitalismo, el pilar y patrocinador más eficaz y duradero del patriarcado.

La opresión de las mujeres, aun en el siglo XXI cuando las mujeres han elevado el “techo de cristal” como nunca antes en la historia, no acabará sino en el camino del fin de la opresión más brutal: la explotación capitalista y la opresión imperialista. Por eso son las trabajadoras y trabajadores nuestros mejores aliados, y por la misma razón las organizaciones obreras y revolucionarias deben levantar la bandera de la liberación de las mujeres, y encontrarán en ellas las luchadoras más decididas por una nueva sociedad liberada de toda explotación y opresión.

3/15/2011

DERECHO AL ABORTO: ¿NUNCA ES CUANDO?

Por: Andrea D’Atri

“Confío en el liderazgo de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner y en su compromiso público de defender la vida desde la concepción”, había dicho la inefable diputada derechista Cynthia Hotton finalizando el 2010, cuando una representante de Human Rights Watch visitó el Congreso para hablar del derecho al aborto. En ese momento, la activista reveló que, en Argentina, 4 de cada 10 embarazos son interrumpidos, siendo el índice más alto del continente, que incluso aumentó pese al programa de salud reproductiva que brindaría acceso gratuito a la anticoncepción. Cristina parece haberle respondido la gentileza a la diputada evangélica cuando, hace pocos días, inauguró las sesiones parlamentarias. Allí anunció que quería extender la asignación universal por hijo a las mujeres embarazadas a partir del tercer mes de embarazo, diciendo: “viendo las estadísticas hemos decidido seguir apostando a la vida. (...). Con esta asignación universal por hijo, que significará inscribirse en el Plan Nacer y controlar a todas las madres, con todos los controles médicos y a la criatura con las mismas condiciones, estamos haciendo una muy fuerte apuesta a la vida.”

Complicado mensaje para ser descifrado por los progres K que se siguen esforzando por interpretar “por izquierda” todas las palabras de Cristina. “Apostar a la vida” es lo que dice la jerarquía de la Iglesia Católica... ¡la misma que es capaz de opinar que “es peor violar la fe que a una hija” o que interrumpir un embarazo es algo mucho más grave que abusar sexualmente de los niños! No por casualidad, un dirigente laico, profesor de la Universidad Católica Argentina, festejó que este anuncio presidencial “da por tierra con la pretensión de aprobar el aborto”. La misma interpretación hicieron los cincuenta diputados y diputadas de distintos bloques que se comprometieron, el año pasado, a avanzar en la despenalización del aborto y que ahora sospechan que van a tener que guardarse el proyecto por mucho tiempo, más aún si la presidenta es reelecta.

Cristina Kirchner, por su parte, no hizo más que cumplir con el reclamo de la Iglesia que ya en noviembre del año pasado había pedido que el gobierno concediera la asignación universal por hijo a las mujeres embarazadas porque, según el obispo de Gualeguaychú, “el niño por nacer ya es un ser humano”.

La presidenta puede creer que si no nombra el derecho al aborto en su discurso, el aborto no existe. Pero la realidad es que ni la criminalización del aborto ni la asignación universal para embarazadas evitarán que las mujeres que no quieran o no puedan ser madres, sigan interrumpiendo voluntariamente sus embarazos. Y tampoco evitará que este medio millón de interrupciones voluntarias que se practican cada año en Argentina, clandestinamente, se sigan cobrando la vida de más de 300 mujeres, en su mayoría jóvenes, pobres, trabajadoras.

Mirando para otro lado

Los “dueños” del aparato territorial del PJ que garantiza los votos de Cristina, contentos. Nadie puede sospechar que los gobernadores derechistas que hoy se alinean con la presidenta o los intendentes del conurbano que hoy son tan cristinistas como ayer fueron duhaldistas, podrían estar a favor del derecho al aborto. Lo mismo sucede con la “columna vertebral” de Moyano y compañía: sabemos bien de la alta estima “por la vida” que tienen esos mismos que nos envenenan, nos patotean o nos asesinan.

Los que no saben dónde meterse son los aliados “progres” del cristinismo y los que se consideran cristinistas puros: la centroizKierda de Sabbatella, los movimientos clientelares, La Cámpora y la juventud gloriosa, quienes consiguieron un puestito en el INADI, la irremediable María José Lubertino, Las Cristinas... Esos que irán al acto en Huracán para lanzar la campaña Cristina 2011, ¿qué van a decir?, ¿qué van a hacer? Nada. De ese tema, nuevamente no se habla. El silencio, una vez más, se tiende como un manto de impunidad sobre las mujeres muertas por las consecuencias de los abortos clandestinos.

Hasta la propia Campaña Nacional por el Derecho al Aborto esquiva el debate con el kirchnerismo en el poder, juntando firmas para una solicitada que se pronuncia por la aprobación de su proyecto de ley en el Congreso, fundamentando que la legalización del aborto es “una deuda de la democracia”, a secas. Las acreedoras, millones de mujeres. Pero no se dice quién tiene que pagar esa deuda o quien es responsable de que no se haya pagado hasta el momento, con tal de no afectar alianzas y lobbys.

Pero si la ley de matrimonio igualitario, que contaba con el aval de Cristina Kirchner, se puso en riesgo durante su tratamiento en el Congreso y fue aprobada en el Senado por un escaso margen de votos ¿qué se puede esperar por la legalización del aborto que no sólo tiene en contra a la Iglesia, derechistas y fundamentalistas, sino a la propia presidenta convertida extrañamente en “adalid del progresismo” por las afiebradas mentes de kirchneristas y centroizKierdistas?

Aborto legal para no morir

Ya van ocho años de kirchnerismo... y las mujeres seguimos muriendo por abortos clandestinos. Por eso, el pasado 8 de marzo, Pan y Rosas y el PTS nos movilizamos junto a otras organizaciones de izquierda para exigir –como lo venimos planteando incansablemente- la inmediata aprobación del proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, que ya se presentó en el Congreso. Lamentablemente, no hubo ninguna acción multitudinaria que levantara unánimemente esta bandera del movimiento de mujeres que, desde hace casi dos décadas, acuñó la consigna de “anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”. Insistimos en que el movimiento de mujeres y todas las organizaciones feministas, sociales y políticas que apoyamos este justo reclamo debemos movilizarnos hasta conseguir que la ley se apruebe sin dilaciones.

Tenemos que ser miles de trabajadoras, estudiantes, artistas, intelectuales, las que arranquemos este derecho democrático elemental al Congreso, con nuestra lucha.

No renunciamos a la exigencia de que no haya más muertas por abortos clandestinos. No renunciamos a nuestro derecho a decidir.

PAN Y ROSAS JUNTO A LAS OBRERAS DE KRAFT POR LOS DERECHOS DE LAS MUJERES TRABAJADORAS

por Pan y Rosas - Zona Norte

En el Día Internacional de la Mujer, más de 50 compañeras de la agrupación de mujeres Pan y Rosas de zona norte nos hicimos presentes en la puerta de Kraft para desde allí solidarizarnos con las mujeres de la primavera árabe de Libia, Egipto y Túnez, que son un ejemplo para nosotras derribando dictaduras brutales de más de 30 años. También fuimos a exigir el desprocesamiento de Lorena Gentile y Poke Hermosilla de la Comisión Interna de Kraft, así como de los más de 4.000 que continúan procesados por luchar bajo el gobierno de Kristina. Queremos seguir el ejemplo de las obreras de Kraft que pusieron en pie la Comisión de Mujeres para pelear por sus derechos. Porque tenemos que organizarnos en cada turno, en cada fábrica, en cada lugar de trabajo y estudio para luchar por los derechos de las mujeres trabajadoras, por categorías para todas, reconocimiento de las enfermedades laborales, para terminar con el maltrato, la violencia y el acoso laboral, por guarderías para nuestros hijos, porque el día femenino sea un día no laborable y pago. Además reivindicamos a las 5 trabajadoras tercerizadas de PepsiCo que se enfrentaron heroicamente a esa multinacional para pelear por su efectivización, y levantamos las banderas de “¡Basta de precarización, pase a planta permanente de las y los terciarizados!”. También fuimos a decir bien alto “Basta de femicidios y basta de violencia contra las mujeres”. Además planteamos la necesidad de luchar por el derecho a la maternidad y a decidir sobre nuestros cuerpos, por educación sexual, anticonceptivos para no abortar y aborto libre, legal, seguro, y gratuito para no morir. Desde Pan y Rosas levantamos la necesidad de orientar todas nuestras energías en poner en pie una agrupación de miles de mujeres para luchar por nuestros derechos, así como en construir una corriente obrera clasista militante junto a nuestros compañeros varones, partiendo de los principales bastiones del sindicalismo de base como Zanón, Kraft, PepsiCo, el Subte, el ferrocarril Roca, entre otros, y todos los sectores antiburocráticos organizados en el país. Llevaremos esta actividad a la puerta de otras fábricas para iniciar una campaña por los derechos de las mujeres trabajadoras.